Para la lectura de este sábado, Día del Padre, book2drink quiere recomendar el libro Mi querida bicicleta, de Miguel Delibes (1920 – 2010), con unos fragmentos del mismo dedicados a todos los padres.
—Bueno, vamos allá.
Temblando, enderecé la bicicleta. Mi padre me ayudó a encaramarme en el sillín, pero no corrió tras de mí. Sencillamente me dio un empujón y voceó cuando me alejaba:
—Mira siempre hacia delante; nunca mires a la rueda.
Pero la llanta delantera me atraía como un imán y había de esforzarme para no mirarla. A la tercera vuelta reconocí que aquello no encerraba mayor misterio y en las rectas, junto a las tapias, empecé a pedalear con cierto brío. Mi padre, a la vuelta siguiente, frenó mis entusiasmos.
—No corras. Montar en bicicleta no consiste en correr.
—Ya.
Le cogí el tranquillo y perdí el miedo en menos de un cuarto de hora. Pero, de pronto, se levantó ante mí el fantasma del futuro. Al pasar ante mi padre se lo hice saber en uno de nuestros entrecortados diálogos.
—¿Qué hago luego para bajarme?
—Ahora no te preocupes por eso. Tú, despacito. No mires a la rueda.
Rebasaba el cenador, llegaba a la casa, giraba a la derecha, encarrilaba el paseo junto a la tapia, aceleraba, alcanzaba el fondo del jardín y retornaba por el paseo central. Allí estaba mi padre atento. Yo insistía tercamente:
—Pero es que no me sé bajar.
—Es bien fácil, hijo. Dejas de pedalear y pones el pie del lado que caiga la bicicleta.
Las nubes sombrías nublaron mi vista cuando oí la voz llena de mi padre a mis espaldas:
—Has de hacerlo tú solo. Si no, no aprenderás nunca. Cuando sientas hambre sube a comer.
Luego, cada vez que decidía detenerme, me asaltaba el temor de caerme y así seguí dando vueltas incansablemente hasta que el sol se puso y ya, sin pensármelo dos veces, arremetí contra un seto de boj, la rueda delantera se trabó con las ramas y yo me apeé tranquilamente. Mi padre ya venía a buscarme.
—¿Qué?
—Bien.
—¿Te has bajado tú solo?
—Claro.
Me dio en el pescuezo una palmada cariñosa.
—Anda, di a tu madre que te dé algo de comer. Te lo has ganado.
Sinopsis: Miguel Delibes siempre hizo gala de su afición a todo tipo de deportes, y a lo largo de su prolífica y brillante carrera literaria dedicó toda una serie a lo que llamó ‘Memorias deportivas de un hombre sedentario’, dentro de la colección «Mi vida al Aire Libre» -nueve títulos-. El tercero de sus volúmenes sirve al vallisoletano para recoger su pasión por el ciclismo y el protagonismo que el caballito de dos ruedas tuvo durante su vida entera.
Mi querida bicicleta se editó por primera vez en la colección infantil «Las campanas», de la editorial Miñón, en 1988. Al año siguiente, se incluiría en la recopilación Mi vida al aire libre (editorial Destino). 25 años después, la editorial KEN reedita este libro con una cuidada edición ilustrada por Marijose Recalde (Pamplona, 1964). Esta artista navarra ha realizado 30 exposiciones individuales y ha participado en más de 50 exposiciones colectivas durante su trayectoria profesional.
Título: Mi querida bicicleta
Autor: Miguel Delibes
Editor: Estudio Ken
Páginas: 64
Idioma: Español
ISBN-13: 978-8493671693
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