todo húsar que no haya muerto a los 30 años es un miserable
Antoine Charles Louis de Lasalle dio esta sentencia. A los 11 años ingresó en el ejército. El 6 de julio de 1809 murió en combate en Wagram, tenía 34 años y ya era general de húsares. En la misma época, dos oficiales de húsares François Fournier Sarlovéze y Pierre Dupont de L’Étang se enfrentaron repetidamente en desafíos en duelo. Richard Cohen en su libro Blandir la espada, “By the Sword”, da una versión exagerada y melodramática de estos enfrentamientos que habrían sido numerosos y se prolongaron a lo largo del tiempo entre 1794 y 1813. Ambos llegaron a ser generales. Esta historia ha sido ampliamente difundida y aceptada sin ningún análisis crítico. Es cierto que estos desafíos ocurrieron pero, en mi opinión no pasaron de cuatro, teniendo lugar el último no más tarde de finales de 1807 o principios de 1808.
¿Por qué te cuento esto? …aquí te lo digo.
Joseph Conrad, nacido en 1857, pertenecía a una sociedad en la que estaban vigentes los duelos. En 1878 tuvo un enfrentamiento en Marsella a pistola con un militar americano, J.K. Blunt. Por tanto no es extraño que, a finales del XIX, al tener conocimiento de los enfrentamientos de Fournier Sarlovéze y Dupont de L’Etang, los utilizara como base fundamental de su obra El duelo, publicada en 1908.
Dupont y Fournier pasan a ser D’Hubert y Feraud. Aunque el tema podría originar una novela de gran formato, Conrad la desarrolla de forma breve, evitando las largas descripciones y los detalles accesorios. El relato se ciñe fundamentalmente a la personalidad y estados de ánimo de los protagonistas.
Con las guerras napoleónicas como fondo, se narra la contienda entablada entre dos oficiales de distintos regimientos de húsares, cuyos destinos discurren según una fatalidad ineludible. Este enfrentamiento, que llegaría a covertirse en leyenda dentro del ejército, tiene su origen en una nimia y supuesta ofensa en Estrasburgo, en la que el teniente Feraud desafía al teniente D’Hubert. A partir de ese momento se enfrentan en otros tres duelos en distintos lugares de Europa, que culminan en el enfrentamiento final en 1815, cuando ambos son generales.
Desde siempre los mandos del ejército francés estaban reservados a la nobleza. A partir de 1789, la carrera militar es accesible a cualquiera, sin tener en cuenta el origen. Los ascensos se logran por méritos. Basta un ejemplo, de los 26 mariscales de Napoleón, 21 eran de origen humilde. Este es el caso de Feraud, irreflexivo, obstinado, colérico, valiente hasta la temeridad y fanático bonapartista. A partir del primer enfrentamiento, acumula un amargo resentimiento que acaba en odio y, sin motivos, elabora una explicación que lo justifica; él consigue los ascensos en el combate y a D’Hubert se los regalan por su capacidad de adular, sus amistades y su labor en los despachos. Además, y esto es definitivo, asegura en público que D’Hubert es un hipócrita ya que “nunca ha amado a Napoleón”.
D’Hubert procede de una familia acomodada, tiene un carácter racional y equilibrado, posee un valor frio. No comprende el motivo del permanente desafío de Feraud. Aún así, profundamente indignado por la ciega obcecación de Feraud, afronta los duelos por consideración hacia si mismo y a la opinión de los demás. Cuando se entera del último desafío de Feraud, el tío de la prometida de D’Hubert da su opinión en unas tremendas y reveladoras palabras: “¿Quien es ese Feraud? teniente de húsares también, quiero decir que ahora es general. Un gascón. Hijo de un herrero según creo… ¡vamos! ¡me lo figuré! ese Napoleón tenía una especial predilección por la canaille. Esto no va por usted D’Hubert, usted es uno de los nuestros aunque sirviera a ese usurpador… ese tipo Feraud, hijo de un herrero y alguna enana pueblerina… D’Hubert ya ve usted lo que ocurre por mezclarse con esa clase de gente”.
Con la restauración borbónica se produce el desenlace. D’Hubert mantiene el rango de general, tiene reconocimiento social y se casa con una joven y bella heredera. Feraud, también general y fiel a Napoleón hasta Waterloo, es depurado, expulsado del ejército y condenado al ostracismo social. En el intento de retorno al orden tradicional, Feraud paga el precio de un orgullo irreflexivo. No ha tenido la inteligencia y flexibilidad para adaptarse a la nueva situación y es castigado por ello. Siempre ha habido clases.
Sinopsis: Publicada en 1908 junto con otros cinco relatos de diversa extensión en un volumen titulado «A set of six», EL DUELO toma como asunto el enfrentamiento de dos oficiales del ejército de Napoleón –enfrentamiento tan empecinado como misterioso en sus orígenes– que se prolonga en el tiempo hasta adquirir dimensiones casi legendarias. Contra el fondo de las guerras napoleónicas –de las que Joseph Conrad (1857-1924) oyó hablar mucho en su mocedad– y de la Francia que alumbraron, esta breve novela es algo más que «una seria y sincera tentativa de pequeña ficción histórica», como la calificó años más tarde el propio autor: no sólo es un relato vivo y delicioso que se lee con gusto, sino que encierra una reflexión sobre la evanescente naturaleza de la ofensa, a menudo más dependiente de la interpretación de los hombres que de una convención social del honor.
Título: El duelo
Autor: Joseph Conrad
Editor: Alianza
Páginas: 152
Idioma: Español
ISBN-13: 978-8420668369
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