A treinta días del poder – de Henry Ashby Turner

Un tópico generalmente aceptado afirma que Hitler llegó al poder a través de arrolladoras victorias electorales. Totalmente falso.

Los hechos:

En 1932 el Reichstag tenía 608 escaños.

En las elecciones de julio de 1932, Hitler (NSDAP) obtuvo 13.745.630 votos (37,27%) con 230 diputados.

Como el NSDAP no consiguió mayoría absoluta y nadie quiso aliarse, no pudo formar gobierno y hubo que repetir elecciones.

En las elecciones de noviembre de 1932, tiene un considerable retroceso. Consigue 11.737.021 votos (33,09%) con 196 diputados. Entre los nazis cunde el nerviosismo y los primeros síntomas de desánimo. Sorprendentemente, el 30 de enero de 1933 Hitler es nombrado Canciller. Este libro narra pormenorizadamente las oscuras maniobras que hicieron esto posible.

Durante el siglo XIX estuvo muy de moda, entre la juventud universitaria alemana, una forma muy peculiar de duelo; el “mensur”. Se practicaba con un arma de poco más de un metro de largo, con una hoja triangular y un gran cuenco de metal en la empuñadura para proteger la mano. Dicho cuenco tenía casi 30 centímetros de diámetro y era conocido como “el plato del honor”. Durante el “mensur” estaba prohibido pinchar, solamente podían darse tajos, cortar. Todo el cuerpo de los contendientes estaba totalmente protegido, de forma que los blancos eran las únicas partes descubiertas; las mejillas y la parte baja de las sienes. El “mensur” terminaba con el primer derramamiento de sangre. Los cortes eran cuidadosamente tratados, no tanto para su curación, sino para obtener unas hermosas cicatrices “schmiss”. Se podia presumir de honor y valor durante toda la vida gracias a unas cicatrices obtenidas con la garantía de no sufrir mayor daño.

Bismark, que fue un gran pendenciero en su juventud, indicaba en sus Memorias: “Nadie muere por unos cortes del mensur. Los jóvenes alemanes están orgullosos de tomar un poco del plato del honor”.

Estoy viendo fotos de políticos alemanes de 1933. Miro las caras de los estúpidos canallas de centro-derecha que hicieron posible el acceso del lobo al redil, permitiendo que Hitler se hiciera con la Cancillería a finales de enero, utilizando la puerta de servicio de los pactos oscuros y vergonzosos.

Utilizo la lupa para segurarme. Es cierto, las carazosos.s de estos canallas están adornadas con el “schmiss” del “mensur”.

Estoy hablando de Oskar von Hindenburg, Kurt von Schröder, Otto Meissner, Franz Seldte…

El 30 de enero de 1933, Adolf Hitler es nombrado Canciller y preside un gobierno de coalición. Los nazis ocupan tres carteras, las diez restantes se reparten; tres para el DNVP (Partido del Pueblo Alemán) y siete para independientes.

Pocos meses más tarde, la legalidad democrática de la República de Weimar estaba totalmente triturada y los campos de concentración funcionando. El  anexo final del libro de Henry Ashby Turner, A treinta días del poder, ofrece una pormenorizada y dolorosa cronología de esos meses.

ADDENDA: Franz von Papen no puede irse de rositas. Delicado y gallináceo democristiano, no tuvo “schmiss” ya que no era tan bruto como para dejarse cortar la cara. Canciller de la República de Weimar, protagonista absoluto de las maniobras orquestales en la oscuridad de enero, Vicecanciller con Hitler, embajador en Austria inmediatamente antes del “anschluss” y en Turquía… Asistió impávido a la barbarie nazi y al final de la guerra fue declarado libre de toda imputación. Aún tuvo tiempo de escribir unas cínicas “Memorias” y de disfrutar de una vida plácida con reconocimiento social. Von Papen, el perfecto “compañero de viaje”. Sin él Hitler nunca hubiera llegado al poder

Sinopsis: En este ensayo el autor intenta explicar cuáles fueron las circunstancias que concurrieron en un determinado momento de la historia para que Adolf Hitler llegara al poder. Analizando por primera vez algunas conversaciones e informes inéditos hasta ahora, Turner logra trasmitir toda la tensión y el dramatismo de unos días cruciales en la historia de Europa. Prólogo de Antonio Muñoz Molina.