En 1844 William Makepeace Thackeray (1811-1863) publica “The luck of Barry Lyndon”, título que ha tenido distintas versiones; “Memoirs of Barry Lyndon” y, en España, “Las aventuras de Barry Lyndon”.
La reina Victoria acababa de casarse con Alberto y los ideales burgueses, “moral victoriana”, se imponen. En la literatura inglesa los referentes del momento son: Jane Austin, Walter Scott y Charles Dickens. En medio de este contexto “Barry Lyndon” es una novela atípica que no tuvo éxito. Veamos los posibles motivos.
El autor no es un demiurgo omnisciente que mueve a los personajes y conoce sus pensamientos. Aquí se trata de un relato en primera persona, donde el protagonista cuenta directamente su vida, sin intermediarios. La narración es rápida, se omiten las largas descripciones por lo que la extensión de la novela es relativamente corta; toda una vida en apenas trescientas páginas, lo que es poco frecuente en las novelas del XIX. Ahora bien, los acontecimientos no están bien balanceados, bien distribuidos, en la narración aparecen meandros que son claramente suprimibles ya que no aportan nada, algunas veces son inverosímiles y frenan el ritmo. A diferencia de las novelas de la época no hay golpes de efecto melodramáticos, ni renuncias abnegadas, ni arrepentimientos lacrimógenos. No hay sentimientos nobles o generosos.
Barry Lyndon observa la inmoralidad de la sociedad y aprende pronto la lección; para triunfar es necesario ser el más canalla de los canallas y él lo es. Entre otras muchas habilidades es un tahúr profesional y gana a toda costa, incluso haciendo trampas. Ahora bien, cuando toca perder lo hace con entereza y sin aspavientos.
Alcanza la cima del éxito cuando se casa con la viuda Lady Lyndon, perteneciente a la alta nobleza y poseedora de una de las mayores riquezas de Inglaterra. ¿Como lo consigue? mediante un persistente acoso con episodios de brutalidad. “Creedme, el terror no es un mal ingrediente para el amor. Un hombre que se proponga ferozmente conquistar el corazón de una mujer débil y caprichosa, tiene que utilizarlo”…”me propuse alimentar ese sentimiento de miedo en su pecho y hacerle creer que yo era una persona de quien era imposible escapar”.
A raíz del matrimonio Redmond Barry, que ha pasado a ser Barry Lyndon, se hace un propósito: ”Ahora que había alcanzado la cúspide de la prosperidad y me había elevado a los treinta años y por mis propios méritos y energía a una de las posiciones sociales más elevadas en Inglaterra, resolví divertirme el resto de mi vida, como convenía a una persona de calidad”.
La ceguera del éxito. Para la alta sociedad es un odioso advenedizo al que hay que castigar. Después de la boda se divierte mucho más y sus “diversiones” le llevan por una cuesta abajo hacia el precipicio. Ha perdido sus habilidades. Escucha una de sus últimas reflexiones: ”La distinguida sociedad que me rodeaba me hacía creerme seguro de un cierto fair play. Sin embargo, no podía hallarse en toda Europa un conjunto de individuos que supieran robar con más galanura, estafar a un extranjero, sobornar a un jockey, inutilizar un caballo o amañar un libro de apuestas. NI SIQUIERA YO podía enfrentarme con aquellos consumados fulleros de las mejores familias. Es curioso, entonces que había llegado a la cumbre de mi ambición, me abandonaban mi habilidad y mi suerte…no cabe duda, soy de los llamados a hacer fortuna y no a conservarla; pues las cualidades y la energía que llevan a un hombre a conseguir aquella son a menudo precisamente las causas de su ruina una vez que la ha logrado. No veo otra explicación a las desventuras que cayeron sobre mi”.
La vida de Redmond Barry, que saliendo de la nada y gracias a sus méritos consiguió acabar en la más absoluta miseria.
Novela de calidad discontinua, atípica en el momento de su publicación, protagonizada por un antihéroe.
Título: Memorias y aventuras de Barry Lyndon
Autor: William M. Thackeray
Editor: Valdemar
Páginas: 400
Idioma: Español
ISBN-13: 978-8477023180
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