Mario Martínez Grandmontagne (leer los artículos de Mario)
en cualquier lugar y en cualquier momento, siempre me acompaña algo que leer
Mi afición a la lectura comienza como un reto en un niño de ocho años, con pereza por abrir libros sin viñetas y con mucha vergüenza por leer delante de toda la clase. Era un mal lector. Por orgullo y constancia, y con una idea genial de la profesora de primaria, cada título nuevo se apuntaba en un folio y al final del trimestre, el que presentara la lista más larga conseguía un libro de regalo. Nunca obtuve un premio, pero conseguí un hábito. Desde entonces y hasta ahora, la lista no ha dejado de crecer y ya tiene más de veinticinco hojas. En cualquier lugar y en cualquier momento, siempre me acompaña algo que leer: novelas, ensayos, cómics, manuales técnicos, panfletos, en idiomas varios… Ya no recuerdo la última vez que no supe con qué texto seguir. La obligación de entonces se ha convertido en la pasión diaria.